Frente
a las cámaras de televisión un grupo de delincuentes y gente lumpen sembraron
el caos en la zona de Lima conocida como “La Parada” donde desde la década de
1940 funcionaba el Mercado Mayorista de Lima, que ahora pasará a formar parte
de la historia. Agredieron con alevosía a policías, amenazaron e hirieron a colegas
de diversos medios que cumplían con su deber de informar. Dos días después mientras en el lugar
centenares de policías realizaban el operativo de imponer el orden, a través de
las redes sociales y boca a boca se corrían rumores sobre saqueos en diversas
zonas de la metrópoli, en lo que parecía un esfuerzo concertado para
generar pánico y desconcierto. Sabemos que ante la falta de información se produce
incertidumbre y de eso se aprovechaban algunos para crear un clima que en nada
favorecía a un país en crecimiento como el Perú. Felizmente la acción
concertada de diversos sectores del estado permitió que primara el principio de autoridad.
Cuando
un rumor se difunde se van produciendo una serie de efectos en los mensajes:
- Simplificación: se van reduciendo los detalles del mensaje inicial.
- Deformación: Algunos de los datos iniciales se modifican, alterando sus características, cambiando su dimensión o variando la denominación de los rasgos.
- Interferencia: Se crean datos nuevos ya sea por la propia naturaleza del fenómeno, por deficiencias normales atribuibles a la memoria inmediata o por intereses propios de quienes generan y/o transmiten los mensajes.
Por
ello es que los rumores suelen tener impacto en un contexto donde las personas
no tienen información completa sobre lo que está sucediendo en su entorno y que
requiera siempre estar informada sobre lo que sucede.