Se iniciaban las clases en las escuelas y en cierta emisora radial un conductor intentaba aconsejar a las madres de familia con respecto a la alimentación de los niños. Refiriéndose específicamente al refrigerio que debían llevar los alumnos (lonchera en el habla peruana) recomendaba que les prepararan jugos naturales de frutas pues decía que no era apropiado llevar jugos envasados pues contenían preservativos. Suponíamos haber escuchado mal, pero al repetir el "consejo" insistió en la palabra preservativo. Seguramente habría querido decir preservante, pero le salió un dislate que me imagino habrá hecho sonreír a algunos o indignarse a otros. Esto expresa probablemente una falta de información, inadmisible en la era de Internet, cuando en los estudios de casi cualquier emisora se tiene acceso a la red y con ello respuestas casi inmediatas a nuestras interrogantes.
A veces escucho el reclamo de colegas quienes dicen que la actividad es incesante, que no hay tiempo de prepararse y por ello surgen los errores, pero vuelven a caer en lo mismo. Pero puedo poner el ejemplo de colegas que tienen una actividad incesante, sin embargo, siempre manejan un lenguaje apropiado y muestran estar convenientememnte informados.
Hace algunos años Carlos Parra Morzán, maestro de muchas generaciones de periodistas peruanos publicaba un periódico en el cual incluía los errores que había escuchado en los medios. Lamentablemente Carlos ya no está entre nosotros, pero siguiendo la intención de su obra, cada periodista por sí mismo debía ser vigilante de su propia actividad y de sus colegas, no para denostarlos ni juzgarles sino para contribuir al uso apropiado del idioma.
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